a palabra «cebra» no representa una realidad desde el punto de vista
evolutivo, sino que agrupa artificialmente tres especies en función de
un carácter (el abrigo rayado) que no es derivado, sino primitivo. Las
rayas aparecen también en mayor o menor medida en las patas y el lomo de
asnos y caballos salvajes, y se manifiestan más fuertemente en los híbridos, aunque entre los progenitores
no haya ninguna cebra de por medio (caso de las mulas), evidenciando que la presencia de rayas es un
carácter antiguo dentro del género Equus, y no uno derivado
propio de un subgrupo dentro de éste. Las cebras, simplemente, han ido
un paso más allá en el desarrollo de unas rayas que ya poseían, mientras
que los caballos y los asnos han tendido a perderlas o, al menos, a
enmascararlas.
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